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34 Bienaventurado el hombre que me oye,

Velando á mis puertas cada día,

Guardando los umbrales de mis entradas.

35 Porque el que me hallare, hallará la vida,

Y alcanzará el favor de Jehová.

36 Mas el que peca contra mí, defrauda su alma:

Todos los que me aborrecen, aman la muerte.

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